viernes, 4 de septiembre de 2009

historia de una foto


Impresa en carteles, remeras y obras de arte, es -para muchos- uno de los diez mejores retratos fotográficos de todos los tiempos.

Su mirada perdida impresiona tanto como su sensación de coraje y austeridad. Todo en una sola imagen, tomada cuando el "Che" Guevara participara (el 5 de mayo de 1960) de un funeral histórico para los cubanos.

En ese entonces, el rosarino era ministro de Industria en Cuba. Tenía 31 años y un halo místico que quedó impreso en aquella foto, donde aparece con boina, mirada soñadora, barba y pelo revuelto, con aire de Jesucristo moderno.

Era una tarde opaca, fría e invernal. El "Che" participaba del funeral de las víctimas del atentado contra el barco francés La Coubre, que Cuba había comprado a Bélgica. A causa de un atentado atribuido a Estados Unidos, el barco estalló el 4 de mayo de 1960, cuando descargaba municiones en el Puerto de La Habana (Cuba).

El fotógrafo cubano Alberto Díaz -Korda- supo captar aquel 5 de mayo el dolor arraigado que el Che sentía por los casi 100 muertos de aquella tragedia.

Fotógrafo del periódico Revolución, Korda se encontraba en su labor durante los funerales. Tenía en sus manos una vieja cámara Leica, con un teleobjetivo de 90 milímetros, de potencia regular y rayado por el uso.

"Estaba a unos 8 ó 10 metros de la tribuna donde hablaba Fidel (en el funeral), cuando me percato que el Che se acerca a la baranda, donde estaban Jean Paul Sartre", rememora Korda, cuyo apodo fue escogido por la afinidad fonética con la firma fotográfica Kodak.

"El Che que se había mantenido en un segundo plano (al fondo de la tribuna), se acerca a mirar el río de gente. Lo tengo en el objetivo, tiro uno y luego otro negativo, y en ese momento el Che se retira. Todo ocurrió en medio minuto", agrega el fotógrafo, quien ya era un artista reconocido por su uso de la luz natural, elemento básico en su carrera.

Rechazada

Cuando llega al periódico y revela, Korda piensa que es una buena foto, pero Revolución no la publica entonces, ya que ese periódico hizo más hincapié en los asistentes al acto que en el "Che".

Fallecido el 25 de mayo del 2001, Korda no se había percatado en principio que el "Che" estaba en la tribuna, durante el funeral. Metido entre la muchedumbre, fotografiaba sin parar a Fidel, mientras daba un eterno discurso ante un millón de personas que desfilan en La Habana. Al lado, Simone de Beauvoir y Sartre son capturados también por el ojo atento de Korda, quien después decidiera que la foto que le sacó al "Che" se llamaría "Guerrillero heroico".

7 años después de que Korda la tomara en el funeral, se publica la famosa foto. Fue en el verano de 1967. El editor italiano Giangiacomo Feltrinelli llega al estudio habanero de Korda. Enviado por la presidenta de la Casa de las Américas, Feltrinelli buscaba unas fotos del Che y Korda le obsequia dos copias de la foto tomada en el funeral de 1960.

"En octubre (de 1967) muere el Che y Feltrinelli imprime mi foto en un cartel de un metro por 70. Se dice que vendió un millón de ejemplares en seis meses", a cinco dólares cada una firmada con un "Derechos reservados Feltrinelli".

Alberto Korda, dice, nunca cobró un centavo por dicha fotografía.

"Tuve el tiempo justo para hacer una horizontal y otra vertical", comentó Korda sobre la histórica foto. La vertical era mejor foto, reconoció el propio Korda. Pero una cabeza sobre el hombro del "Che" afeaba esa instantánea. En cambio, la horizontal (la elegida) dejaba demasiado aire a ambos lados. La luz solar, escasa, y el desgaste del lente imprimieron al retrato su atmósfera opaca y con poca nitidez.

Muchos se preguntan si el "Che" se habría convertido en un ícono revolucionario si el cubano Korda no hubiera tomado la popular fotografía, la más publicada en todo el mundo tras la ejecución de Guevara en Bolivia, en 1967.

En ese mismo tren de elucubraciones, otros tendrán todo el derecho a pensar que por la cabeza del cubano Korda seguramente pasó la célebre frase del gran fotógrafo estadounidense Ansel Adams: "A veces pienso que llegué a ese lugar cuando Dios necesitaba que alguien apretara el disparador".

Paradojas:

"Guerrillero heroico" fue durante décadas un bien de dominio público. Korda no cobró un peso por sus reproducciones. En los años 90, sin embargo, la isla empezó a abrirse al mundo y Castro firmó un tratado internacional de derechos de autor. Tras un juicio, en septiembre de 2000 el fotógrafo recibió 75.000 dólares por el uso de su foto en la campaña de vodka Smirnoff. Había recurrido a los tribunales porque aquello le parecía una falta de respeto a Guevara, que era abstemio. Korda donó el dinero al sistema cubano de salud y murió dos años después. Más celo ha demostrado Diana Díaz, una de sus hijas, quien heredó los derechos de la imagen: renunció a su trabajo en el Ballet Nacional de Cuba para dedicarse full time a los reclamos por el uso de la foto que su padre tomó un frío día de 1960. Como dice Casey en Che´s Afterlife (que se consigue en librerías Kell y, claro, en Amazon, y que The New York Times celebró como "la historia cultural de una imagen"): el famoso ícono del rebelde anticapitalista se ha convertido, en el mundo globalizado de nuestros días, en una commodity .

fuentes:
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1137251
http://www.indexarte.com.ar/noticias/4/recordando-a-korda:-como-nacio-la-foto-del-siglo-.htm

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